Tratamiento de las hemorragias cerebrales en los ancianos
Estudio retrospectivo de pacientes ingresados con HIC primaria desde enero de 2012 hasta julio de 2018. Los datos se obtuvieron de la base de datos Get With The Guidelines de la Universidad de Rush; solo se incluyeron pacientes de 80 años o más.
Este estudio muestra que una proporción significativa (35%) de los pacientes con HIC ≥80 años tienen un buen resultado, con el alta a domicilio o a rehabilitación. Nuestros datos sugieren que los pacientes mayores con HIC que presentan hemorragias supratentoriales (volumen < 30 cc) sin extensión intraventricular pueden tener buenos resultados a pesar de su edad.
Tasa de supervivencia de los ancianos con hemorragias cerebrales
La regulación a la baja de la expresión de la ECA2 puede aumentar el riesgo de ictus hemorrágico de varias maneras: i) La deficiencia de la ECA2 en el cerebro puede deteriorar la función endotelial en las arterias cerebrales, lo que conduce a un aumento de 4 veces el riesgo de eventos cerebrovasculares, incluido el ictus hemorrágico [77]; ii) La regulación a la baja de la expresión de la ECA2 puede aumentar los niveles locales de Ang-II, que actuando sobre los receptores AT1 puede aumentar la PA y facilitar la hipertrofia y la fibrosis [64]; iii) La disminución de la expresión de la ECA2 también conduciría a una menor generación de Ang (1-7) y a la depresión de la señalización Ang (1-7)/MasR, impidiendo así sus acciones vasodilatadora, inhibidora del crecimiento y antifibrótica [64, 78] (Figura 1).
La BBB es una estructura dinámica y compleja que ayuda a mantener la homeostasis cerebral y compensa las fluctuaciones de la circulación sistémica [83]. La expresión de ACE2 en las células endoteliales de la BBB puede ser una puerta de entrada del SARS-CoV-2 en el cerebro [83]. Además, la consiguiente regulación a la baja de la ECA2, agravada por la deficiencia de ECA2 relacionada con la edad en los pacientes mayores, podría aumentar aún más la disfunción endotelial y el riesgo de HIC [77]. Se necesitan más estudios para determinar el impacto de la expresión de la ECA2 en la BBB y su efecto en los síntomas del SNC mediados por el SARS-CoV-2, en particular la HIC.
Esperanza de vida tras una hemorragia subaracnoidea
La hemorragia intracerebral (HIC) es un subtipo devastador de accidente cerebrovascular con altas tasas de mortalidad y morbilidad. Los pacientes con HIC suelen padecer daños neurológicos devastadores y debilitantes, de los que la mayoría de las víctimas son incapaces de recuperarse completamente hasta alcanzar la independencia funcional. Lamentablemente, no existe una terapia médica establecida para la HIC, lo que se atribuye en parte a la falta de comprensión de la compleja patología del trastorno. A pesar de que la edad avanzada es un factor de riesgo importante de la HIC, la mayoría de los estudios preclínicos sobre la HIC emplearon sujetos animales jóvenes. Debido a esta discrepancia, se desconocen en gran medida los cambios a nivel molecular que se producen en el cerebro envejecido tras la HIC, lo que limita la traslación de los estudios preclínicos a posibles tratamientos en humanos. El propósito de esta revisión es destacar los efectos de la edad avanzada en la lesión cerebral inducida por la HIC y su recuperación, y llamar la atención sobre las actuales lagunas de conocimiento, que justifican una mayor investigación.
El envejecimiento es un fenómeno intrincado y existen numerosos efectos del envejecimiento en el organismo. Los cambios relacionados con la edad en la vasculatura cerebral incluyen la rigidez vascular, la disminución de la densidad vascular, el engrosamiento de la pared de los vasos, la disfunción endotelial y el aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica (Xu et al., 2017). En general, estos cambios inducidos por la edad en la vasculatura pueden hacer que el parénquima cerebral sea más susceptible al daño cerebral inducido por la HIC, además de aumentar el riesgo de HIC. En consecuencia, las ratas de edad (18 meses) mostraron déficits neuroconductuales significativamente mayores después de la HIC que las ratas jóvenes (3 meses) y esto se unió al aumento del edema cerebral en el grupo de edad a los 3 días después de la HIC (Gong et al., 2005). Además, el volumen de la lesión cerebral residual era significativamente mayor en las ratas de edad a los 28 días después de la HIC en comparación con sus homólogos más jóvenes, lo que sugiere un deterioro asociado al envejecimiento en la resolución de la lesión (Wasserman et al., 2008). Sin embargo, se desconoce en gran medida cómo el envejecimiento modula con precisión los déficits neurológicos, el edema cerebral y la resolución de la lesión después de la HIC, lo que justifica la investigación.
Pronóstico de la hemorragia intracerebral en la tercera edad
Estas hemorragias son una causa creciente de muerte y discapacidad en todo el mundo debido al creciente número de personas mayores y al uso cada vez más frecuente de anticoagulantes orales (ACO) y antiagregantes plaquetarios.6 En concreto, la HIC es la complicación más grave del tratamiento con anticoagulantes orales (ACO), con una tasa de mortalidad superior al 50% y tres veces mayor que la del ictus isquémico.7
El uso de warfarina y otros antagonistas de la vitamina K (AVK) en pacientes con fibrilación auricular (FA) para la prevención del ictus isquémico ha aumentado considerablemente tras la publicación de varios estudios que demuestran su eficacia.8,9 Aunque son más eficaces que la aspirina para prevenir el ictus isquémico en pacientes con riesgo de padecerlo, los AVK se asocian, sin embargo, a un mayor riesgo de HIC.10 En la década de 1990, el uso de warfarina en EE.UU. se cuadruplicó y, durante el mismo período, se observó un aumento de la incidencia de ictus hemorrágico.11 Hay pruebas importantes que sugieren que incluso un tratamiento con AVK perfectamente realizado, con una relación internacional normalizada (INR) entre 2 y 3 en pacientes con FA, duplica el riesgo de HIC.12