Salud

Ecg infarto onda q



agosto 12, 2022

Evaluación de la aurícula izquierda mediante ecocardiografía 3D

Tabla completaAcuerdo intraobservador e interobservadorEl análisis de la variabilidad intraobservador de la evaluación ecocardiográfica mostró un acuerdo del 80% (κ = 0,58) y del 85% (κ = 0,63) para el observador 1 y 2, respectivamente. El análisis de la variabilidad interobservador mostró una concordancia del 85% (κ = 0,70). La concordancia interobservador para medir el tamaño del infarto en las imágenes de RTG-RM fue excelente (κ = 0,90).Rendimiento diagnóstico de la ecocardiografíaEl rendimiento diagnóstico de la ecocardiografía para detectar el IM se muestra en la Tabla 2. En general, la ecocardiografía detectó el IM en 97 de los 141 estudios, lo que supone una sensibilidad global del 68,8%. Se detectó en 48 de los 61 pacientes con IM agudo y en 49 de los 80 pacientes con IM crónico, lo que supone una sensibilidad del 78,7% y del 61,3%, respectivamente. En los 53 pacientes en los que se disponía de ecocardiogramas agudos y crónicos para el análisis, la sensibilidad para el IM agudo y crónico fue del 75,4% (40/53) y del 67,9% (36/53). Esto no fue significativamente diferente en comparación con el grupo total (p = 0,84 y p = 0,06, respectivamente). La sensibilidad para detectar el IM relacionado con el LCx fue algo mayor que el IM relacionado con el RCA, pero no alcanzó significación estadística (70,0% frente a 61,0%, respectivamente, p = 0,46)Tabla 2

Bloqueo de rama, Animación.

Para identificar la isquemia miocárdica, la hibernación y la cicatriz, se realizó la perfusión de rubidio en reposo y de estrés (82) y la imagen metabólica de tomografía por emisión de positrones (PET) con fluorodeoxiglucosa F-18 en 64 pacientes consecutivos con MNC (n = 21) o IMC (n = 43). Se realizó una ecocardiografía para evaluar la función ventricular izquierda y el índice de movimiento de la pared (WMI). Se analizaron las relaciones entre los resultados de la TEP, la ecocardiografía y el electrocardiograma.

No hubo diferencias significativas en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) entre los grupos NQMI y QMI (28 +/- 10% vs. 25 +/- 11%, p > 0,05). El miocardio isquémico y viable fue más frecuente en la MNC que en la IMC (91% frente al 61%, p < 0,05). La cantidad total de MIV fue significativamente mayor en la MNC que en la IMC (6,5 +/- 5,2 frente a 2,9 +/- 2,8 segmentos, p < 0,001). Ni el número de ondas Q, la depresión residual del segmento ST de >o=0,5 mm o la elevación de >o=1 mm, ni la FEVI y el IMC fueron predictores significativos de MIV. El índice de movimiento de la pared se correlacionó con los segmentos de la cicatriz (r = 0,54, p < 0,001) y la FEVI (r = -0,67, p < 0,001).

Infarto de miocardio de la pared anterior complicado por un

Los autores presentan una breve reseña de los datos publicados en la literatura reciente sobre la evaluación de la onda Q en las derivaciones II, III, aVF en sujetos clínicamente sanos y en pacientes con cardiopatía isquémica, en particular en combinación con lesiones miocárdicas focales. Una onda Q marcada en estas derivaciones no es necesariamente una manifestación de enfermedad clínica (puede deberse a un cambio de posición del eje eléctrico del corazón) y, a la inversa, la ausencia de la onda Q en las derivaciones II, III, aVF no implica la ausencia clínica de enfermedad (con mayor frecuencia un infarto de miocardio bajo). No es posible diferenciar las ondas Q en las derivaciones III y aVF en posicionales y anormales según sus cambios durante la inspiración profunda. Las ondas Q en las derivaciones inferiores presentan el cuadro de un infarto de miocardio de la pared ventricular inferior, o frecuentemente posterior, posiblemente lateral. La evaluación correcta de la anormalidad (normalidad) de la génesis y el desarrollo de las ondas Q en el electrocardiograma es posible sólo después de la integración de los datos anamnésicos, el seguimiento clínico y los resultados de los métodos de examen auxiliares. El registro de las derivaciones torácicas posteriores y, en particular, el examen vectorialcardiográfico y la cartografía de los potenciales eléctricos del corazón en la superficie del cuerpo pueden resultar útiles. Estos métodos proporcionan una visualización más detallada y espacial del campo eléctrico del corazón.

Evaluación del riesgo cardíaco preoperatorio para el USMLE

Un paciente de 78 años fue remitido para una opinión de cardiología tras el descubrimiento incidental de ondas Q en las derivaciones III y aVF en un ECG de 12 derivaciones (panel superior). También había depresión del segmento ST en las derivaciones I, aVL, V5 y V6 y evidencia eléctrica de hipertrofia ventricular izquierda. No había antecedentes definidos que sugirieran isquemia miocárdica y los factores de riesgo cardiovascular incluían tabaquismo e hipertensión previos. En la exploración, la presión arterial de la paciente era de 182/88 mm Hg.

La ecocardiografía transtorácica mostró una función sistólica del ventrículo izquierdo (VI) y del ventrículo derecho (VD) conservada, con dimensiones normales. En particular, no había ninguna anomalía en el movimiento de la pared inferior.

Para resolver este conflicto de información se realizó una resonancia magnética cardiaca (RMC) (sistema Siemens Sonata 1.5T con una bobina torácica phased array). La función y las dimensiones del VI eran normales y no había ninguna anomalía en el movimiento de la pared. Sin embargo, el VD era hipocinético con una fracción de eyección del 43%. Se realizaron imágenes de hiperrealización retardada para el infarto de miocardio 10 minutos después de la inyección de contraste intravenoso (0,1 mmol/kg de gadolinio DTPA). Esto reveló un extenso infarto de miocardio transmural del VD, como indican las flechas (panel inferior).

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