Sentido del tacto
ResumenLos colores percibidos por los tricrómatas normales, protanómicos y deuteranómicos fueron escalados por estimación de magnitud. Como resultado, se obtuvieron funciones de colores opuestos que muestran las sensaciones de matiz producidas por las luces espectrales. Los resultados obtenidos de los observadores anómalos confirman la opinión de que las causas de la visión prototípica y deuteranómica consisten en desplazamientos inversos de las sensibilidades de los conos de longitud de onda larga y media, respectivamente. Se ha comprobado que los tricrómatas anómalos perciben menos rojo en el espectro violeta que los sujetos normales. Este hallazgo puede explicarse por la hipótesis de que el rojo de longitud de onda corta se produce por un máximo secundario de la excitación del cono de longitud de onda larga. En el experimento, el principal defecto de los tricrómatas anómalos, en comparación con los sujetos normales, consistió en la gran inestabilidad de la percepción y el reconocimiento de los tonos. Esta inestabilidad puede explicarse por una relación señal/ruido desfavorable creada por la similitud de las dos sensibilidades receptoras de longitud de onda larga en los sistemas anómalos rojo/verde.
Examen neurológico sistema sensorial
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel caracterizada por la sequedad y el picor. Los factores genéticos, así como otros factores, entre los que se incluyen la anormalidad en la función de barrera de la piel, la hipersensibilidad de los nervios sensoriales del picor y la disfunción del sistema inmunitario, afectan en gran medida a la aparición y la exacerbación de la DA. Recientemente, se ha puesto de manifiesto que la sensación de picor está estrechamente relacionada con la sensación de dolor. Utilizando ratones NC/Tnd, un modelo animal espontáneo único para la EA humana, encontramos anomalías en la sensibilidad frente a estímulos externos en comparación con dos cepas estándar, los ratones BALB/c y B6. En particular, en los ratones NC/Tnd convencionales con EA, la estimulación contra el potencial receptor transitorio (TRP) V1 redujo el comportamiento de rascado, lo que sugiere la posibilidad de un modulador TRPV1 en el tratamiento del picor atópico. La revisión esboza las observaciones relativas a la sensación de picor y la función de barrera de la piel en ratones NC/Tnd mediante el uso de un novedoso sistema de cuantificación del picor para los animales de laboratorio, que puede suponer un gran avance en el futuro estudio del picor.
Sensación y percepción
Los estudios en animales han demostrado que la experiencia táctil puede alterar la organización central de la información somatosensorial. El presente estudio examinó el efecto de la estimulación táctil prolongada sobre la sensibilidad espacial en sujetos humanos. Cuatro sujetos recibieron una estimulación táctil repetitiva presentada en la superficie volar del antebrazo. Los estímulos táctiles se administraron a través de pequeños vibradores que llevaban los sujetos. Tras un periodo de 5 a 9 semanas de uso de los vibradores, tres de los cuatro sujetos informaron de sensaciones anómalas al intentar localizar los estímulos táctiles. Los sujetos tuvieron dificultades para localizar los estímulos y manifestaron sensaciones de presión y difuminación. Los estímulos individuales evocaban a veces sensaciones dobles y triples separadas hasta 20 cm. Después de retirar los vibradores, los sujetos siguieron informando de sensaciones anómalas hasta 15 semanas. Estos resultados se interpretan en el marco de un modelo de reorganización neuronal central.
Psicología de la sensación y la percepción
Las experiencias anómalas, como las denominadas alucinaciones benignas, pueden producirse en una persona en un estado de buena salud mental y física, incluso en ausencia aparente de un factor desencadenante transitorio como la fatiga, la intoxicación o la privación sensorial.
Las pruebas de esta afirmación se han ido acumulando durante más de un siglo. Los estudios sobre experiencias alucinatorias benignas se remontan a 1886 y a los primeros trabajos de la Sociedad para la Investigación Psíquica,[1][2] que sugerían que aproximadamente el 10% de la población había experimentado al menos un episodio alucinatorio en el transcurso de su vida. Estudios más recientes han validado estos hallazgos; la incidencia precisa encontrada varía con la naturaleza del episodio y los criterios de «alucinación» adoptados, pero el hallazgo básico está ahora bien respaldado[3].
Un tipo común de experiencia anómala es la experiencia aparicional, que puede definirse como aquella en la que un sujeto parece percibir alguna persona o cosa que no está físicamente presente. Las muestras autoseleccionadas tienden a informar de un predominio de figuras humanas, pero también se informa de apariciones de animales,[4] e incluso de objetos[5]. Cabe destacar que la mayoría de las figuras humanas que aparecen en estas muestras no son reconocidas por el sujeto, y de las que lo son, no todas son de personas fallecidas; también se han registrado apariciones de personas vivas[6].